miércoles, febrero 18, 2009

Las Turbulencias Financieras Evocan Chivos Expiatorios Familiares



Abraham Cooper y Harold Brackman


Con el desplome de los mercados mundiales de valores y el desempleo en alza, es prudente preguntarse: será la economía mundial el combustible tóxico para los antisemitas?

Los signos tempranos que se vislumbran en Europa están muy lejos de ser tranquilizadores. A Ed Balls, ministro del Reino Unido, le preocupa que los movimientos fascistas, controlados desde la década de 1930, pudieran surgir como una fuerza poderosa en la política británica durante "el año que viene, los próximos cinco años, los próximos 10 y hasta los próximos 15 años". Derek Simpson, secretario general de Unite, un sindicato del Reino Unido, advirtió que el xenófobo Partido Nacional Británico estaba elevando el lema "empleos británicos para los trabajadores británicos" a fin de infiltrar el movimiento sindical.

Una encuesta encargada por la Liga Contra la Difamación revela que los viejos hábitos no mueren fácilmente en Europa. Los judíos son el chivo expiatorio “du jour” para casi un tercio de los europeos. Alrededor del 40 por ciento de los encuestados - entre ellos más de la mitad de los húngaros, polacos y españoles - expresó que los judíos poseían demasiado poder en los negocios. En España, el 74 por ciento dijo que era "probablemente cierto" que los judíos tenían demasiado control sobre los mercados financieros.

Una encuesta de la BBC indica poca simpatía por Israel entre los alemanes de hoy - sólo el 9 por ciento ve a Israel como "fundamentalmente positivo", mientras que el 65 por ciento lo ven como "principalmente negativo". Estos números se corresponden con la violencia contra los judíos, los ataques contra sinagogas y la intimidación de los judíos en las calles de Europa.

Las raíces históricas del antisemitismo europeo fueron explotadas durante la reciente guerra de Gaza por los apologistas del Hamas, vinculando los crímenes israelíes contra los palestinos a la ficticia conspiración judía para dominar la economía mundial y el poder político. Fawzi Barhoum, un portavoz de Hamas, culpó de la guerra al "lobby judío que pone al sector bancario y financiero de EEUU en su lugar" y "controla las elecciones de EEUU definiendo su política exterior". Los ecos del odio de Hamás son escuchados en los más elevados campus norteamericanos, donde los sitios web equiparan a los israelíes con los nazis y a Gaza con Auschwitz.

En el mundo de internet, los blogs financieros y las salas de chat también caracterizan el colapso de Lehman Brothers como el último capítulo de la conspiración judía. Los mismos propagandistas fantasean con la idea que los bancos de Israel recibieron $ 400bn (€ 318bn, £ 281bn) de los ejecutivos de Lehman antes de su colapso. No importa que los objetivos del fraude de los $50 bn de Bernard Madoff eran principalmente personas e instituciones judías - los teóricos antisemitas le acreditan a Madoff una de las principales causas del retorno de los nuevos 10 millones de desempleados chinos al campo.

Afortunadamente, la última descabellada conspiración permanece marginada en una sociedad que acaba de elegir su primer presidente afro-americano. Sin embargo, la historia advierte que en tiempos de crisis, los EE.UU. no goza de inmunidad frente a poderosos movimientos de odio. El pánico de 1837 desencadenó la primera depresión mundial, con una duración de siete años. Si bien el Banco de los Estados Unidos fue acusada por muchos de esa crisis, Alexander McNutt, gobernador de Mississippi, etiqueta al banquero inglés James Rothschild como hermano de sangre de "Judas y Shylock". Luego, la primera ola de "hambruna irlandesa" es recibida por campañas que indicaban "ningún irlandés puede aplicar", alegando que robaban puestos de trabajo y eran sólo leales al Papa.

Las crisis subsiguientes generaron sus propias cabezas de turco, pero la Gran Depresión se ve como la más grande en la psique nacional. A pesar de la masa de judíos en colas de hambrientos necesitados, la "Radio Sacerdote" del cura Charles Coughlin ganó reconocimiento nacional al equiparar "judío", con "banquero internacional". Recientemente, el historiador Alan Brinkley sugirió que la cruzada "Compartir Nuestra Riqueza" del político de Luisiana Huey Long , vinculado después de su muerte al Padre Coughlin, podría convertirse en un modelo de "populismo económico" dirigido a los movimientos emanados de los pecados de Wall Street.

Hoy en Europa el antisemitismo es inquietantemente similar al mostrado por una encuesta de 1938 en la que se reveló que el 50 por ciento de los estadounidenses poseía una baja opinión de los judíos; 45 por ciento pensaba que eran menos sinceros que los gentiles en los negocios ; 24 por ciento pensaba que tenían demasiados puestos en el gobierno, y el 35 por ciento creía que los judíos eran en gran parte responsable de su propia opresión en Europa.

"No puede ocurrir aquí"? Si nuestros problemas económicos no se revierten, los viejos odios serán reformulado en la era del internet. Los chivos expiatorios culpables de la pérdida de puestos de trabajo serán los hispanos y otros grupos minoritarios, los judíos serán los culpables del colapso financiero, los árabes y los asiáticos por las manipulaciones monetarias, y la lista no termina ahí. Los americanos debemos estar en guardia o bien podríamos perder algo más precioso que la disminución de nuestras pensiones.

El rabino Abraham Cooper es decano asociado del Centro Simon Wiesenthal. Harold Brackman, historiador, es consultor del Centro Simon Wiesenthal.

http://www.ft.com/cms/s/0/2f20e62e-fcf6-11dd-a103-000077b07658.html?nclick_check=1


Traducción : Yael Goldmann

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